LA MODA EN EL PERÍODO DE ENTREGUERRAS

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Durante la primera Guerra Mundial, las mujeres trabajaban en el campo y en las fábricas, y se acostumbraron al uso de uniformes. Al acabar la guerra, las mujeres no estaban dispuestas a regresar al antiguo rol de ama de casa-diosa; además muchas de ellas habían perdido a sus maridos y novios en la guerra. Ésta fue también la época del automóvil, que dio lugar a un enfoque más práctico de la vida. Las mujeres optaron por el pelo corto, faldas por encima de la rodilla y abrigos de tweed. Por ejemplo, Chanel, Jean Patou… abrazaron y realzaron este estilo andrógino.

La moda del período de entreguerras dio paso a la gran ruptura con la tradición femenina de faldas largas, vestidos incómodos y cinturas ajustadas por corsés. La forma femenina adquiere un aspecto cilíndrico, dando paso al modelo característico de esta época, el de talle largo, a la altura de las caderas sin marcar la cintura. Las mujeres tratan de escandalizar y de acabar, de alguna manera, con un mundo dominado por hombres.

El vestido de este período se caracteriza por ser corto, liso y cuadrangular. Se comenzó a usar la faja, para compensar el volumen de las caderas y el busto. La línea predominó en el gusto de los diseñadores. Éstos utilizaban materiales de gran calidad como el crespón grueso, muselina de seda, terciopelo o raso. En contraposición, aparecen materiales como el rayón, nylon y tergal que ofrecieron la posibilidad de estar a la moda a un bajo precio, para aquellas mujeres que no disponían de demasiados recursos.

 

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 Después de la guerra, la mujer francesa ganó internacionalidad y se convierte en el centro de la moda. El brillo de París atrajo lo cosmopolita, pues en los principales centros de reunión, ya fueran cafés, teatros, carreras automovilísticas o las prestigiadas casas de moda, aparecieron bellezas norteamericanas, inglesas, italianas incluso españolas.

 

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Surgen nuevas casas de moda (Vionnet, Patou, Molineaux y Schiaparelli) entre las que destaca la firma Chanel. Chanel disponía de todos sus diseños en la lujosa boutique que abrió en París. Consiguió convertirse en una de las modistas más prestigiosas de la capital francesa, gracias a su gran ingenio y su habilidad para mezclarse con la gente más adecuada. Todas sus creaciones eran sinónimo de modernidad, consiguió que las mujeres abandonaran los antiguos corsés apostando por una mayor comodidad.

 

 

Por: Irene Renedo Gómez

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